En comparación con los estudiantes comprometidos, los estudiantes desmotivados son: 9 veces más propensos a sacar malas notas en la escuela, 2 veces más propensos a faltar mucho a clase en el último año y 2 veces más propensos a sentirse desanimados sobre el futuro.
En muchos sistemas escolares de todo el mundo existe una falta generalizada de compromiso y motivación por parte de los alumnos. Es más, incluso hay pruebas de que existe una correlación negativa entre la escolarización y el compromiso y la motivación. Con cada año de escolarización, se observa una reducción del compromiso y la motivación. Esto es preocupante, ya que no podemos tener éxito en el aprendizaje si no nos interesa aprender. Los estudios muestran que los niveles de compromiso disminuyen drásticamente a partir del 5º grado. Un estudio reveló que el 74% de los estudiantes estaban comprometidos en 5º grado, el 67% de los estudiantes estaban comprometidos en 6º grado, y en 12º grado este número se redujo al 34%. En otras palabras, apenas un tercio de los alumnos se sentían comprometidos1, 2, 3. Otro estudio llegó a la conclusión de que entre los 12 y los 14 años el placer de aprender de los alumnos disminuye (del 84% al 70%) mientras que su aburrimiento aumenta (del 12% al 34%).4
Si usted es educador/a, padre, madre, alumno/a o simplemente alguien interesado en cómo mejorar el aprendizaje, probablemente le preocupe la motivación en el aula y el compromiso de los alumnos. Quizá se pregunte: “¿Por qué es importante la participación de los alumnos? ¿Cuáles son algunas formas de motivarlos? ¿Qué aspecto tiene el compromiso de los estudiantes? Por lo tanto, comprender y aplicar la teoría de la motivación a la enseñanza puede ayudar a alinear las expectativas con los objetivos de los estudiantes y aumentar su motivación para realizar el trabajo en nuestros cursos.
Hay muchas explicaciones posibles de por qué los estudiantes se sienten desmotivados y desinteresados. Una de las posibles razones está ligada a las relaciones alumno-educador y al compromiso emocional. El nivel de atención de los adultos en la enseñanza secundaria es comparativamente inferior al de las primeras etapas educativas. En consecuencia, los alumnos de secundaria pueden sentir que no tienen un adulto que se preocupe por ellos en su escuela.2 Esto es importante porque las investigaciones revelan que los estudiantes de secundaria quieren establecer vínculos y lo consideran una prioridad.
Existen dos grandes fuentes de motivación: la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. La motivación intrínseca, el impulso que llevamos dentro, puede ser una de las mejores formas de que los estudiantes se mantengan comprometidos. La teoría de la autodeterminación afirma que la motivación intrínseca se basa en tres necesidades psicológicas: competencia, autonomía y relación.
Por otro lado, la motivación extrínseca se refiere a los estímulos que pueden motivar a los estudiantes desde el exterior. La Teoría de la Expectativa de la Motivación sugiere que la motivación se ve afectada por las expectativas futuras del individuo.
La motivación desempeña un papel fundamental para guiar la dirección, la intensidad, la persistencia y la calidad de los comportamientos de aprendizaje de los alumnos. Cuando encuentran un valor positivo en un objetivo o actividad de aprendizaje, esperan alcanzar con éxito un resultado de aprendizaje deseado y perciben el apoyo de su entorno, es probable que estén muy motivados para aprender.
Hay rasgos comunes entre los estudiantes motivados: son autoeficaces, encuentran valor en el material del curso y se sienten apoyados en su entorno de aprendizaje. En cuanto al compromiso, podemos considerar tres dimensiones: compromiso conductual, compromiso emocional y compromiso cognitivo. Para que un estudiante esté plenamente comprometido, deben cumplirse las tres dimensiones. Afortunadamente, los educadores pueden influir positivamente en las tres.
La falta de compromiso y la desmotivación son problemas demasiado frecuentes que tienen consecuencias de largo alcance para los estudiantes y su proceso de aprendizaje. La Ciencia del Aprendizaje ha descubierto muchas estrategias que los educadores pueden utilizar para aumentar el compromiso y la motivación. Este objetivo está a su alcance y depende de ellos despertar el interés de sus alumnos. Algunas de las formas en que los educadores pueden involucrar y motivar a los estudiantes son fomentando un ambiente en el aula en el que los estudiantes se sientan dueños y miembros o gestionando sus expectativas hacia los/as alumnos/as, entre muchas otras.
Hoy en día, nuestros sistemas educativos utilizan el rendimiento académico para inferir el aprendizaje. Sin embargo, las notas son una motivación extrínseca, mientras que el aprendizaje es intrínseco. Por lo tanto, cuando pedimos a los alumnos que “rindan académicamente”, no sólo les estamos motivando extrínsecamente, sino que además intentamos encontrar pruebas de aprendizaje mediante una metodología defectuosa.
Bibliografía:
Descubra cómo proporcionar comentarios útiles y significativos para aumentar el compromiso de los estudiantes. Aprenda estrategias basadas en evidencia para promover el bienestar de los estudiantes en la escuela
Nuestros editores te brindarán conocimientos basados en la evidencia para profundizar tu comprensión de la ciencia detrás del aprendizaje.